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Gigante TROL,
el morador de la Casa Larga.
Hace tiempo, mucho tiempo, había un gigante que saltaba de los Andes a los Alpes en un instante, recorriendo todas las montañas cada tarde. Del Kilimanjaro al Everest, y vuelta al Aconcagua. Le gustaba tanto las alturas que iba saltando de cima en cima produciendo un gran estruendo en el mundo entero.
De repente, un día observo, que a medida que saltaba su tamaño reducía y como le hizo gracia, repetía. Saltó tanto tanto, que pasó a transformarse, no en humo, pero si en el tamaño de un humano. Salto un alto monte nevado y se hizo más enano.
- ¡Repito!, ¡repito! y saltó otro pico,
¿qué sucedió?… se quedó chiquito chiquitico…
Se lo encontraron unos saltamontes en el monte, perdido, y lo llevaron al Bosque Mágico, dando brincos.
Era tan bromista y trolero que le llamaron “Trol”, y aunque le creció la nariz, ahí vive feliz. Le gusta desmelenarse, llevar argolla y cantar rock a todas horas.
Como le van las alturas, le encanta vivir en una casa alargaaada de color manzana, donde se asoma cada mañana, para reír cuando alguien pasa, y contagiar su alegría. Esa es su magia.
Pega la oreja y escucharas sus carcajadas…
¡Trol! ¡Trol! asoma tu nariz... y hazme reír: ¡ji ji! ¡jo jo!...
Ya no salta mas alturas porque le han dicho las hadas que si sigue saltando ... quizás se convierta ¿en…? si, si... en pulga.